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Conducción de vehículos policiales

FORMACIÓN INICIAL PARA POLICÍA PREVENTIVO

CONDUCCIÓN DE VEHÍCULOS POLICIALES

1. Conducción de vehículos policiales

1.2. Revisión del vehículo

Se pueden encontrar operadores que no hacen otra cosa que no sea conducir (consideran que el buen estado general del vehículo se logra bajo la única responsabilidad de los mecánicos). El reflejo de una conciencia profesional, requiere la siguiente lista de verificaciones antes de salir.

Abajo del vehículo

  • Verificación de la ausencia de agua, combustible o aceite debajo del vehículo.

El motor

  • Nivel de aceite. Debe encontrarse a su nivel normal. El exceso de aceite provocará la pérdida de potencia, calentamiento del motor y burbujas de aire. Si el color del aceite es amarillo verdoso existe agua en el sistema de lubricación.
  • Nivel de agua. Mantener el nivel adecuado y la correcta proporción de anticorrosivo y anticongelante.
  • Nivel de líquido de la dirección.
  • Ajuste de bandas. Que se deforme aproximadamente 20 mm cuando se presione con el pulgar a la mitad de la distancia entre las poleas.
  • Control visual global. Verificar que no existan fugas de aceite, así como mangueras o cables sueltos, etc.

A bordo

  • Verificar los documentos personales, los del vehículo, etc.
  • Verificar el freno de estacionamiento.

Contactos eléctricos

  • Verificar todos los indicadores.

Encender el motor

  • Seguir las prácticas adecuadas según la temperatura ambiente.
  • Verificar la presión de aceite.
  • Encender las luces.

Hacer un recorrido alrededor del vehículo

  • Verificar el estado de la carrocería.
  • Verificarlas llantas.
  • Verificar todos los focos.
  • Purga de los tanques de aire y combustible.
  • Verificar la limpieza de las placas y focos.

Subir abordo

  • Verificación general del tablero de a bordo.
  • Ajuste del asiento y de los espejos.
  • Verificación de los frenos.

1.3. Conducción del vehículo

El aprendizaje y utilización de técnicas de conducción suponen una gran diferencia a la hora exprimir el máximo rendimiento de un vehículo, reducir el consumo de combustible, extender la vida útil de la mecánica y, sobre todo, incrementar la seguridad en carretera. Por supuesto, como en cualquier otro ámbito, se exige cierto nivel de dedicación, así como el aprendizaje de conocimientos clave.

Principios clave en las técnicas de conducción

Lo primero que necesitas comprender es que la conducción es una actividad compleja que requiere de una considerable coordinación psicomotriz y una extrema atención.

Es cierto que, con el paso del tiempo, una gran parte de los gestos y acciones propias de la conducción se convierte en automatismos. Sin embargo, esto también se traduce en:

  • Un exceso de confianza que puede dar lugar a accidentes.
  • La acumulación de vicios al volante que dañan la mecánica del coche y empeoran la calidad de tu conducción, lo que también puede dar lugar a accidentes.

Técnicas de conducción: Elimina los vicios típicos

Antes de abordar las técnicas de conducción más avanzadas, necesitas asegurarte de que no estás cometiendo los vicios más frecuentes entre los conductores. De lo contrario, el aprendizaje de nuevos conceptos y trucos se verá limitado por estos defectos previos en la conducción.

  • Posición relativa a los pedales

En primer lugar, debes asegurarte de que la distancia que separa el asiento de los pedales se adecua a la longitud de tus piernas. Regula la banqueta horizontalmente, de manera que puedas pisar el embrague a fondo, teniendo la rodilla ligeramente flexionada. Esto garantizará que tengas un acceso óptimo a los pedales del vehículo sin necesidad de forzar la extensión de tus piernas o hacer movimientos extraños.

  • Posición relativa al volante

El volante ha de ser el siguiente punto de referencia a la hora de adoptar una postura correcta en el habitáculo del conductor. Debes colocarte de forma que puedas sujetar el volante con ambas manos, así como tener fácil acceso a los diferentes mandos del vehículo.

Además, la posición que adoptes respecto al volante determinará el nivel de visibilidad que tengas de la carretera, especialmente de los objetos más cercanos y, por tanto, más peligrosos.

Con el objeto de colocarte a una distancia correcta, te recomendamos apoyar tu espalda sobre el respaldo y situar las manos sobre el volante. Deberías poder colocar tus muñecas sobre la parte superior del mismo. Esto debería permitirte empuñar el volante con los codos ligeramente flexionados. De esa manera, podrás tomar las curvas sin necesidad de despegar la espalda del asiento.

  • Las manos sobre el volante

Uno de los vicios más extendidos entre los conductores es el hecho de apoyar la mano derecha sobre la palanca de cambios. Se trata de un indicio inequívoco de exceso de confianza y relajación, que incrementa las posibilidades de sufrir un accidente.

El ejercicio de la conducción debería llevarse a cabo de forma calmada y relajada, pero nunca hasta el punto de reducir el control sobre el vehículo.

Precisamente, esto es lo que ocurre cuando se retira una mano del volante. La capacidad de reacción ante un suceso imprevisto se reduce, alargando el tiempo de reacción y limitando el alcance de la maniobra.

Por regla general, las manos deben ir colocadas en paralelo, con las palmas enfrentadas y sobre la línea media del volante.

  • Maniobra en el paso por curva

Las curvas rápidas no ofrecen mayor complicación que la propia de adaptar la trayectoria del coche con un suave movimiento del volante y, en caso de ser necesario, posibilitar que el coche desacelere, levantando el pie del pedal del acelerador.

Las curvas lentas, por el contrario, requieren de una secuencia específica de movimientos: Frenar, reducir la marcha y girar el volante.

Con el propósito de que el giro del volante se realice de una forma óptima, es necesario preparar las manos, de forma que se ahorre el mayor número posible de movimientos.

En las curvas de derechas, debe subirse la mano derecha a la parte superior del volante e iniciar el giro, mientras que la mano izquierda permanecerá sobre la línea media, dejando que el volante resbale, pero sin perder contacto con el mismo.

Una vez la mano derecha alcance la posición de las cuatro, y siempre y cuando sea necesario, será el turno de la mano izquierda, la cual deberá continuar con el giro hasta alcanzar las 12 en punto.

A lo largo de este desplazamiento de la mano izquierda, la mano derecha deberá haber ido ascendiendo hasta que ambas se encuentren en la posición de las 12. En caso de que la curva así lo requiriese, será la mano derecha la encargada de continuar con el giro, mientras la izquierda recupera la posición sobre la línea media del volante para volver a empezar toda la maniobra.

En las curvas a derecha, el movimiento de manos es exactamente el mismo, pero a la inversa, de forma que es la mano izquierda la que inicia el proceso, colocándose sobre la parte superior del volante.

  • Fijación de la mirada

Aunque el campo de visión del ser humano alcanza los 180º, nuestra capacidad de atención focal es mucho más reducida. Ésta es la causa por la que tendemos a desplazar el coche allí donde miramos.

Por este motivo, se recomienda que el foco de la mirada sea siempre puesto en un punto lejano y en el centro de la trayectoria del vehículo. Ésta es, además, la mejor manera de anticipar las futuras maniobras necesarias.

  • Atención visual en la circulación con tráfico denso

Este tipo de atención a media y larga distancia es crítico en los momentos en los que se circula a alta velocidad, pero con una densidad de tráfico muy elevada. En estos casos, mantener la distancia de seguridad puede ser todo un reto, debido a la cantidad de vehículos presentes en la carretera, especialmente en las autovías y autopistas. Por lo tanto, ser capaz de anticipar las frenadas al percibir la deceleración de los vehículos que te preceden, evitará cualquier tipo de colisión por alcance.

Desgraciadamente, la práctica más habitual en este tipo de casos es la de concentrar la mirada únicamente en el vehículo inmediatamente delante del nuestro. Teniendo en cuenta la escasa distancia de seguridad que se conserva habitualmente, las probabilidades de sufrir un accidente se disparan. Es por ello que la atención debe ser adecuadamente repartida entre los vehículos y obstáculos, tanto a corta, como a media distancia.

1.3.2. Tipos de manejo

No se trata aquí de cómo realizar trompos marcha atrás para después continuar en marcha o como ponerlo sobre dos ruedas. Para esos menesteres es aconsejable realizar un curso de conducción en centros especializados. De la misma manera, no hay verdades absolutas y todo lo que aquí se explica debe tomarse con la máxima prudencia y adaptarlo a cada situación concreta en la que nos encontremos.

Reparto de tareas

Una patrulla la forman dos personas. Así, cada uno debe adoptar sus funciones, distribuyendo las labores de cada uno. El conductor se concentrará en la conducción, mientras que el acompañante atenderá las transmisiones. En función de los gustos particulares y, sobre todo, de la ubicación física de los mandos de la sirena y los lanza-destellos, estos serán accionados por el conductor o por el copiloto, a indicación del primero.

De esta forma, el conductor que se encuentre persiguiendo a un vehículo que se da a la fuga sólo se preocupará del tráfico, mientras que el copiloto irá radiando continuamente la posición para pedir refuerzos.

Igualmente, al aproximarse al punto de destino donde haya que realizar una intervención, especialmente si se va con cierta prisa, será el acompañante el que suba las ventanillas para que el conductor se preocupe exclusivamente del aparcamiento. Los dos vigilarán, por supuesto, las proximidades del lugar, la gente y vehículos que haya en los alrededores, etc.

De la patrulla

Debe circularse siempre a una velocidad muy reducida. Debemos recordar que, si al ver una persona o situación sospechosa queremos dar la vuelta o dar marcha atrás, las probabilidades de perder al sujeto o de que nos pillen desprevenidos aumentan considerablemente. De la misma manera es preferible observar bien lo que ocurre en 300 metros de calle al patrullar 2 Km. sin saber qué o quién nos hemos cruzado.

Hay que guardar una distancia prudencial con el coche que nos preceda, que será aproximadamente del doble de lo normal, a fin de poder maniobrar en un atasco, girar en redondo por la misma calle o subir a la acera si la urgencia lo requiere. Esta distancia debe mantenerse, sobre todo, al detenernos en un semáforo, previendo vías de escape; debemos observar que no haya una farola en la acera que nos impida usarla como vía de escape o de urgencia.

Ni siquiera en invierno deben subirse las ventanillas. La visión desde un vehículo es reducida, por eso es preferible subir más la calefacción del coche a no oír lo que ocurre a nuestro alrededor. Un grito, un ruido de cristal roto, una detonación o simplemente un ciudadano que requiere nuestros servicios pasan totalmente inadvertidos con las ventanillas subidas y la emisora radiando comunicados.

Detener otro vehículo

Como norma, debe consultarse la base informática para comprobar si el coche está sustraído o si existe algún tipo de señalamiento. Es conveniente recordar que el hecho de no constar como robado, no significa que no lo esté.

Es preferible usar los lanza-destellos, incluso la sirena o la megafonía, para comunicar a un conductor que se detenga, a ponernos a su altura y hacer señales con la mano, donde seríamos un blanco fácil, tanto en una maniobra brusca como ante un arma de fuego. No está de más comunicar por radio que nos disponemos a parar un vehículo, señalando nuestra posición por si necesitamos refuerzos.

Una vez que el otro vehículo se haya detenido, con el vehículo policial siempre detrás, el acompañante bajará del coche, sin perder detalle de lo que sucede en el interior del otro vehículo (¿están cogiendo algo de la guantera?, ¿están escondiendo algo entre los asientos?, ¿tienen el motor parado?, ¿cuánta gente va?). De noche es conveniente alumbrar el interior del coche con una linterna, con los lanza-destellos o con las luces de carretera de nuestro vehículo. Nunca estorba posar la mano en el arma reglamentaria, sin llegar a empuñar si la situación no lo exige.

A todo esto, el conductor no abandona el vehículo, sino que permanece en el interior con la primera velocidad puesta y el embrague pisado, por si es necesario salir precipitadamente del lugar. No abandonará esta actitud hasta que el compañero, con una seña ya prevista, le indique que el otro conductor ha parado el motor. Si la situación lo requiere, puede incluso solicitar al otro conductor por megafonía que tire las llaves por la ventanilla, cosa que no podrá hacer si tiene el puente hecho.

Es difícil dar una norma general sobre si deben o no bajar todos los ocupantes del vehículo, por lo que habrá que valorar cada situación en su conjunto. Los ocupantes que queden a bordo de un vehículo pueden manipular objetos o armas sin que lo apreciemos, pero también será más difícil que nos acometan conjuntamente.

El vehículo policial debe darnos protección, no sólo al detener otro vehículo sino en todas las intervenciones, por lo que se estacionará ligeramente inclinado, con los lanza-destellos puestos, para así poder salir rápidamente y, principalmente, nos protegerá del tráfico que venga a nuestra espalda y que puede embestirnos mientras tranquilamente estamos solicitando la documentación al conductor que no se ha bajado del vehículo.

Linterna táctica: Es imprescindible llevar siempre una linterna. Las que incorporan habitualmente los vehículos policiales están bien, pero son aparatosas para bajarse siempre con ellas. Un modelo ideal para el trabajo policial es el modelo 6P de Surefire. Pequeña (cabe en la palma de la mano), potente (bastante más luz y sin sombras que las linternas de coche) y de fácil accionamiento (por pulsador trasero con una sola mano). Deslumbra incluso de día, aunque su gran inconveniente es el precio de la misma y de las pilas.

Linterna de bolsillo: Incomparable el modelo Sapphire. Pequeña (sirve de llavero), potente dentro de su alcance (perfecta en oscuridad total, por ejemplo, en el interior de edificios) y sin mantenimiento (autonomía garantizada por 10 años de la pila y de la bombilla).

Multiusos: Es conveniente con alicate y de una buena marca. Los hay muy baratos, pero demasiado débiles y no resisten más de dos usos.

Monóculo: Cabe en una mano, por lo que es muy discreto para pasar desapercibidos. El aumento ideal es de 10×25.

Silbato: Necesario para el tráfico y muy útil para llamar la atención. Son preferible los metálicos, por duración. Hay que comprobar que soplando fuerte no se atasca la bola y deja de pitar.

Defensa plegable/extensible: No se balancea al correr, no se olvida en el coche, no estorba en moto, no se percibe por los ciudadanos como una porra colgando y puede llevarse de paisano bajo la chaqueta.

Tonfa: Muy práctica si sabe usarse convenientemente, pero peligrosa sin conocimientos sobre su uso.

Grilletes de cuerda: Prácticos de paisano, pero no sustituyen a los metálicos tradicionales. Sirven para salir de un apuro o para llevar fuera de servicio, por si acaso.

Guantes de látex: Imprescindibles para el trabajo policial, no sólo para evitar contagios en cacheos o asistencias a heridos, sino para buscar en contenedores de basura, lugares encharcados o muy sucios, cambiar una rueda, etc.

Spray de defensa: Permite solventar una situación delicada (inferioridad numérica, individuo muy agresivo o muy fuerte) sin recurrir al arma de fuego. Aunque en España está permitido el portarlo de servicio es conveniente consultar la legislación pertinente y las características del spray que compremos (imprescindible que esté homologado y conocer las consecuencias y/o peligros de su uso).

Técnicas de conducción policial de motocicletas

Seguridad pasiva

Dada la imposibilidad de evitar tener un accidente, es conveniente adoptar una serie de medidas de seguridad pasivas para minimizar las consecuencias.

La adopción de un buen casco es fundamental para evitar traumatismos craneoencefálicos. Este debe ser homologado y de una talla correcta. Demasiado grande facilitará que se salga en caso de caída y demasiado pequeño provocará molestias y dolores de cabeza que disminuirán la concentración y los reflejos del conductor, siendo esto también de aplicación para el barboquejo que debe llevarse ajustado pero sin presionar excesivamente la garganta.

Hay que escoger un modelo de guantes que lleve preferentemente tachuelas o remaches metálicos en la palma de las manos. Estas evitan que las manos queden frenadas en el momento de rozar con el asfalto y que el cuerpo salga despedido por encima, lo que ocasiona innumerables lesiones y/o fracturas de muñecas. En la actualidad existen guantes que sustituyen estos remaches por tejido de kevlar, que si bien es altamente protector, no desliza de la misma manera.

Para evitar lesiones medulares, se recomienda el uso de una espaldera que proteja la columna de impactos. Esta debe ser ligera, de fácil colocación y que facilite la ventilación, para evitar que la pereza o el calor estival nos haga desistir de su colocación. Desde el punto de vista del conductor de motocicletas, el modelo ideal es el que incorpora al mismo tiempo una faja elástica que prevenga la fatiga en la zona lumbar, si bien hay que reconocer que para las labores policiales puede incomodar llevarla permanentemente.

Seguridad activa

Las técnicas que a continuación se explican deben ser objeto de una dilatada práctica en situaciones de seguridad controlada, como por ejemplo en circuito cerrado, y no deben intentar emplearse sin haberse ensayado antes ampliamente. Deben tratar de integrarse en los actos reflejos, pues en situaciones límite no hay tiempo para reaccionar. Sin duda alguna, para el policía que patrulla diariamente sobre una motocicleta, es una excelente inversión alguno de los múltiples cursillos sobre conducción de motocicletas que se imparten en diferentes clubes y asociaciones.

Como ejemplo de lo que puede pero no debe hacerse sin un amplio entrenamiento previo, recordaremos determinadas películas de acción en las que, a fin de evitar un impacto frontal y ante la imposibilidad de esquivar un obstáculo, o para pasarlo por debajo, como es el caso de un camión cortando la calle, los especialistas de cine clavan el freno trasero haciendo deslizar la rueda trasera y cuando esto ocurre, tumban la motocicleta y se dejan deslizar por el suelo, llevándose todas las rozaduras, pero evitando un impacto brusco contra el suelo. Es de resaltar que esto lo realizan especialistas ampliamente entrenados, con un equipo de protección bajo la ropa que evita que las rozaduras se conviertan en quemaduras y generalmente con motocicletas trail, que permiten realizar mejor esta maniobra.

Dos son los peligros principales en la conducción de motocicletas: los deslizamientos o derrapajes y los obstáculos imprevistos.

Los derrapajes limpios tiran la motocicleta al suelo y, de no impactar contra un obstáculo o ser embestidos por el vehículo que circula tras nosotros, no acostumbra a tener más resultado que un arrastrón que se salda con algunos rasguños y quemaduras. El problema viene cuando tras el derrapaje la rueda vuelve a adherirse al asfalto. Es en ese momento cuando la moto quiebra y expulsa al conductor disparado por la parte superior de la motocicleta, con el consiguiente impacto contra el suelo o la posibilidad de clavarnos alguna parte de la motocicleta (manillar, retrovisores, cúpula, etc.). Los deslizamientos de la rueda delantera son prácticamente incontrolables y la única posibilidad es la que utilizan los pilotos de motocross, que toman las curvas sacando el pie del lado interior de la curva para, en caso de deslizamiento, dar una patada o “pisotón” que levante o estabilice la el vehículo. Para alargar un derrapaje de la rueda trasera hay que presionar sobre la estribera contraria a la dirección en que se desliza esta y para acortarlo hay que presionar sobre la estribera contraria.

Si bien son especialmente peligrosas las manchas de tierra o aceite por lo imprevisible, también lo son por su cantidad las señalizaciones horizontales, como pasos de cebra, líneas de separación de carriles, etc las cuales son muy resbaladizas en mojado. Especial atención hay que tener con estas señales no sólo en las frenadas sino también al acelerar.

La motocicleta va donde va la vista. Este importantísimo precepto es válido para las curvas, donde no conviene mirar el espacio precedente, sino el final de la curva que estemos trazando. También es de utilidad para esquivar obstáculos. Si ante el peatón que se cruza y se queda bloqueado en el camino, o ante el objeto que aparece repentinamente en la calzada, nuestra reacción es fijar la vista en él, el impacto está casi asegurado.

La primera medida para esquivarlo es mirar hacia donde queramos ir. La segunda es la maniobra conocida como “contramanillar”. En contra de la creencia popular, para girar con una motocicleta se gira el manillar en la dirección contraria en la que se desea girar, a excepción de las maniobras en parado. Esto es difícil de aceptar a priori, puesto que son tan escasos milímetros que la razón dice que es al contrario. Esto, que tiene su efecto en las fuerzas que ejerce la rueda al girar, es bien sabido por los motoristas que han conducido alguna vez un “quad” o vehículo de cuatro ruedas con manillar, donde el giro del manillar se realizar en el mismo sentido que la curva.

Sabiendo esto y con un poco de práctica, se pueden realizar cambios rápidos de trayectoria forzando este giro en el sentido contrario al de la curva (insistimos: en muy pocos milímetros) con lo que conseguiremos mejores resultados a la hora de esquivar imprevistos.

Seguridad activa en conducción a dúo

En las patrullas en motocicletas, como en la mayoría de aspectos policiales, es fundamental el conocimiento de la manera de actuar de nuestro compañero, aunque también deben observarse los siguientes consejos, que ayudarán en gran medida a la prevención de accidentes:

  • El policía que circula en primer lugar debe estar pendiente en todo momento de la situación de su compañero, avisándole con anticipación de las acciones a realizar. Es buena idea establecer una simbología para avisar, mediante gestos, de las acciones más usuales, como pueden ser detenerse para identificar a una persona, detener a un vehículo en marcha, etc.
  • El policía que circula en segundo lugar estará pendiente de las maniobras de su compañero, dado que el primero se dedicará principalmente a la observación de lo que ocurre en la calle. Podríamos decir que el que circula en primer lugar intentará observar en un ángulo de 180º, mientras que el que circule por detrás limitará este ángulo a unos 90º.
  • Además de dejar una distancia suficientemente amplia como para frenar en caso de imprevisto (sensiblemente superior a la que se deja habitualmente en la vida privada), se debe circular ligeramente desplazado hacia un lado, puesto que se consigue un doble objetivo: por un lado facilitamos que el compañero que nos precede nos localice en el retrovisor y por otro aumentamos el espacio disponible en caso de una frenada de emergencia.
  • No se debe circular en paralelo, ni detenerse de esta forma en los semáforos, no sólo por la prohibición legal que existe de circular en paralelo, sino para evitar ser blanco de atentados o agresiones y aumentar el campo de visión.
  • En las ocasiones en que se deban utilizar los sistemas acústicos y ópticos de emergencia, el policía que circule en segundo lugar debe prestar una especial atención al tráfico, dado que es habitual que los conductores dejen pasar a la primera motocicleta y, en ocasiones, reanuden la marcha contemplándola sin darse cuenta que a continuación viene otra, lo que aumenta enormemente el riesgo de accidentes.

1.3.4. Maniobras

1.3.4.1. Vuelta californiana o contrabandista

Ante una calle bloqueada y marchando de frente, daremos la vuelta rápidamente girando el volante y tirando del freno de mano –si es de los tradicionales y no eléctrico-. De esta manera, bloqueamos las ruedas traseras, que derrapan y hacen girar al coche 180º.  No se debe hacer a alta velocidad, porque corremos el riesgo de hacer volcar al coche.

1.3.4.2. Vuelta “J”

Es para dar un giro de 180 grados, poniendo el coche en dirección contraria a la que llevaba; de marcha atrás a adelante. Para realizarla, meteremos la marcha atrás y ganaremos velocidad; para darle la vuelta al coche, giraremos rápidamente el volante y frenaremos con fuerza. De esta manera hacemos derrapar al tren delantero y, así, el coche girará.

1.3.4.3. Vuelta “Y”

Una vuelta con tres giros (a veces llamada vuelta en Y, vuelta en K o vuelta en U por pasos) es un método estándar para que un vehículo realice una maniobra de cambio de sentido de circulación en un espacio limitado, utilizando las marchas hacia adelante y hacia atrás. Normalmente se realiza cuando una calzada es demasiado estrecha para efectuar directamente un cambio de sentido.

En una carretera bidireccional de dos carriles, la maniobra básica consiste en:​

  • Girar hacia hacia adelante hasta alcanzar la acera contraria desde el carril de partida,
  • Girar marcha atrás a través de la carretera hasta la acera del carril original, tras accionar el volante a tope en sentido contrario, y
  • Girar hacia adelante cambiando de nuevo a tope la orientación del volante, hasta alcanzar el carril contrario, completando un giro de 180°.

En una carretera estrecha o con un vehículo muy largo, se pueden requerir más de tres giros parciales para completar el cambio de sentido.

1.4. Persecución de un automóvil

Una persecución de vehículos es la persecución de una persona o grupo de personas a otra(s) mediante vehículos, generalmente entre la policía y delincuentes.

La policía debe estar preparada para perseguir a los delincuentes, que suelen escapar en automóviles o motocicletas luego de cometer delitos. Ambos bandos han desarrollado técnicas y objetos para despistar al enemigo y para detenerlo, como giros en U y bandas de clavos respectivamente.

Las persecuciones causan problemas de seguridad vial, dado que se suele circular a altas velocidades y sin tener en cuenta las reglas de tránsito.

El oficial debe aprender maniobras evasivas y defensivas ideales para el manejo de alta velocidad, muchas veces los perseguidos y los persecutores son similares o superiores en habilidad tanto mecánica como de pericia para poder evadir al perseguidor o atrapar al criminal, para ello el coche de policía a usar debe ser un vehículo ligero de respuesta rápida y motor capaz de aguantar el esfuerzo que supone la misma persecución y también saber cómo encarar a un delincuente que puede tener desde una peor habilidad para su fácil inmovilización.

A pesar de los avances tecnológicos (inmovilización por radiofrecuencia, cámaras de circuito cerrado, inmovilizadores desinfla neumáticos, atrapa llantas y demás), las habilidades de persecución de cualquier oficial de la ley civil o militar son todavía importantes para inmovilizar, capturar con vida y en casos extremos privar de la vida a cualquier amenaza que enfrentan, ya que los delincuentes y los elementos en activo suponen desafíos el uno contra el otro, al mejorar su habilidad y pericia táctica para vencer el uno al otro. Por lo que debe combinarse fuerza, pericia, astucia y sobre todo resistencia para poder usar las facultades de su vehículo como arma para atrapar al delincuente.

Sin importar si el vehículo es potente o no, la pericia y la astucia pueden ser un factor determinante para el oficial o ejecutor de la ley que tenga por objetivo neutralizar a un criminal motorizado.

Vehículos de persecución policial

Dependiendo la región y el país así como el continente, el agente de la ley puede tener una disposición de vehículos completamente variable siendo casi siempre versiones potentes de vehículos de serie aunque también pueden serlo con ciertas mejoras superiores a los autos de fábrica, pero por lo general deben cumplir algunas normas para su uso en persecución e inmovilización (por consiguiente algunas marcas automotrices ofrecen versiones de flotilla que pueden cumplir con ciertas directrices de durabilidad y alto kilometraje)

  • Mejoras de motor para resistir altas revoluciones y presiones al límite constantes.
  • Sistemas de enfriamiento y lubricación de uso intensivo (previendo más de 12 horas continuas de operación o altos regímenes de giro de motor para una rápida aceleración).
  • Suspensión y frenos de alta durabilidad y resistencia a un uso de alta demanda.
  • En algunos casos refuerzo de costados y frentes para maniobras de choque y saque de camino (Pullover o maniobra PIT).
  • Transmisión manual o automática reforzada para soportar cambios rápidos y aceleraciones constantes sin resultar afectadas.
  • Blindaje contra balas o antitanque según sea el caso.
  • Entre otras mejoras que en algunos casos ciertos vehículos de flotilla pudiesen cumplir.

FUENTES DE CONSULTA

  • Gourley, Douglas F. y Bristow, Allen P. Administración de patrullas policiacas. Trad. Francisco Gutiérres Noriega/Luis Guash Rubio, México, Limusa, 1968, 1ª. Reimpresión 1981.
  • O´Connor, George W y Vanderbush, Charles G. Operación de patrullas. Traducido por Agustín Contin S., México, Limusa, 1971, 2ª. Reimpresión, 1985.

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