Saltar al contenido

FORMACIÓN INICIAL PARA POLICÍA PREVENTIVO

DISTURBIOS CIVILES

  1. Psicología de las multitudes

En su sentido ordinario, la palabra “masa” o “muchedumbre” significa una reunión de individuos de cualquier nacionalidad, profesión o sexo, sean cuales fueren las causas que los han juntado. Desde el punto de vista psicológico, la expresión “masa” adquiere un significado bastante diferente. Bajo ciertas circunstancias, y sólo bajo ellas, una aglomeración de personas presenta características nuevas, muy diferentes a las de los individuos que la componen. Los sentimientos y las ideas de todas las personas aglomeradas adquieren la misma dirección y su personalidad consciente se desvanece. Se forma una mente colectiva, sin duda transitoria, pero que presenta características muy claramente definidas. La aglomeración, de este modo, se ha convertido en lo que, a falta de una expresión mejor, llamaré una masa organizada. Forma un único ser y queda sujeta a la ley de la unidad mental de las masas.

Es evidente que no es por el simple hecho de estar accidentalmente el uno al lado del otro que un cierto número de individuos adquiere el carácter de una masa organizada. Mil individuos accidentalmente reunidos en un espacio público, sin ningún objeto determinado, de ninguna manera constituyen una masa desde el punto de vista psicológico. A fin de adquirir las características especiales de una masa como la señalada, es necesaria la influencia de ciertas causas predisposicionantes cuya naturaleza deberemos determinar.

La desaparición de la personalidad consciente y la orientación de los sentimientos y los pensamientos en una dirección definida –que son las características primarias de una masa a punto de volverse organizada– no siempre involucran la presencia de un número de individuos en un sitio determinado. Miles de individuos aislados, en ciertos momentos y bajo la influencia de ciertas emociones violentas –tales como, por ejemplo, un gran evento nacional– pueden adquirir las características de una masa psicológica. En ciertos momentos, media docena de personas puede constituir una masa psicológica; algo que puede no suceder con cientos de personas reunidas por accidente. Por el otro lado, toda una nación, aun cuando no exista una aglomeración visible, puede convertirse en masa bajo la acción de ciertas influencias.

La masa psicológica, una vez constituida, adquiere ciertas características generales, provisorias pero determinables. A estas características generales se le agregan características particulares que varían de acuerdo con los elementos de los cuales la masa se compone y que pueden modificar su constitución mental.

No es fácil describir la mente de las masas con exactitud porque su organización varía no solamente de acuerdo con la raza y la composición, sino también de acuerdo con la naturaleza y la intensidad de los estímulos bajo cuyos efectos las masas se hallan. Sin embargo, la misma dificultad se presenta en el estudio psicológico de un individuo. Solamente en las novelas se encuentran personajes que transitan toda su vida con un carácter invariable. Es sólo la uniformidad del medioambiente la que crea la aparente uniformidad de los caracteres.

Entre las características psicológicas de las masas hay algunas que pueden presentarse en común con las de individuos aislados y, por el contrario, otras que les son absolutamente peculiares y que solamente se encuentran dentro de colectividades. La peculiaridad más sobresaliente que presenta una masa psicológica es la siguiente: sean quienes fueren los individuos que la componen, más allá de semejanzas o diferencias en los modos de vida, las ocupaciones, los caracteres o la inteligencia de estos individuos, el hecho de que han sido transformados en una masa los pone en posesión de una especie de mente colectiva que los hace sentir, pensar y actuar de una manera bastante distinta de la que cada individuo sentiría, pensaría y actuaría si estuviese aislado. Hay ciertas ideas y sentimientos que no surgen, o no se traducen en acción, excepto cuando los individuos forman una masa. La masa psicológica es un ser provisorio formado por elementos heterogéneos que se combinan por un momento, exactamente como las células que constituyen un cuerpo viviente forman por su reunión un nuevo ser que exhibe características muy diferentes de las que posee cada célula en forma individual.

El simple hecho de que las masas posean en común cualidades ordinarias explica por qué nunca pueden ejecutar actos que demandan un alto nivel de inteligencia. Las decisiones relativas a cuestiones de interés general son puestas ante una asamblea de personas distinguidas, pero estos especialistas en diferentes aspectos de la vida resultan ser incapaces de tomar decisiones superiores a las que hubiera tomado un montón de imbéciles. La verdad es que sólo pueden poner a disposición del trabajo en común aquellas cualidades mediocres que le corresponden por derecho de nacimiento a todo individuo promedio. En una masa, todo sentimiento y todo acto es contagioso; y contagioso a tal grado que un individuo se vuelve dispuesto a sacrificar su interés personal en aras del interés colectivo. Ésta es una actitud muy contraria a su naturaleza y de la cual el ser humano es escasamente capaz, excepto cuando forma parte de una masa.

1.1. Descripción de los rasgos más comunes en el comportamiento de la multitud en el fenómeno de pánico y violencia

El elevado número de víctimas que se producen en las catástrofes por el factor añadido del pánico y la frecuencia con que estos fenómenos vienen ocurriendo, requieren una atención especial y un estudio sistemático del comportamiento de las personas en multitud. El pánico y la violencia son conductas derivadas de la persona como ser social y por lo tanto, pueden y suelen darse en el agregado humano que denominamos multitud, aunque no frecuentemente, pero si con consecuencias verdaderamente trágicas. Una multitud impulsada por el pánico acaba siendo violencia y los tumultos violentos suelen generar el pánico. Por otra parte, los efectos de la violencia pueden enmarcarse dentro de las catástrofes de origen humano.

Desde la antigüedad al hombre le ha sorprendido el comportamiento de las multitudes como algo distinto o al menos con características diferenciales de la conducta individual, y así lo ha tratado de describir en la literatura clásica. El comportamiento de los hombres en multitud, con matices diferenciales según la finalidad, composición del grupo, situación y tipo de sociedad, tiene unas pautas de comportamiento comunes por lo que en cierto modo su conducta puede ser previsible. Los primeros estudios describen a la multitud como un ente con personalidad propia. La reunión de individuos conduce a un ser nuevo, supraindividual, con un “alma colectiva” que expresa la influencia de herencias seculares, y que determina una conducta bárbara y primitiva. El formar parte de una multitud modifica al individuo, lo convierte en un simple autómata, en un “grano de arena en medio de otros granos de arena que el viento levanta a su voluntad”. Se describe este fenómeno de una manera clara y terminante: “en el agregado de una multitud no hay en absoluto, suma o promedio de elementos, sino combinación y creación de elementos nuevos: situación nueva en la que interfieren ideas-grupo e ideas-fuerza que acaban por arrastrar a todo el conjunto, aun dejando a cada uno la ilusión de actuar por su propio y deliberado impulso”.

Las investigaciones posteriores realizadas, en laboratorio o con situaciones provocadas experimentalmente, dieron lugar a observaciones de conductas diferentes según el tipo de hombres que formaban la multitud, y la influencia del status económico, la cultura, raza, edad, etc., por lo que llegó a pensarse que la “psicología de la multitud” era la suma de las psicologías individuales de los que la forman. Hoy día se piensa que, efectivamente, no se puede determinar el comportamiento de las personas en grupo a partir, exclusivamente, del conocimiento de la conducta individual. El sentido de la reacción se encuentra determinado por el papel que desempeña el individuo en el contexto en el cual se formula, pero la forma va a variar según su propia manera de ser. Es decir, en las situaciones de multitud, la individualidad de los sujetos no se pierde totalmente, sus predisposiciones continúan produciendo efectos observables en sus conductas, pero hay también una serie de características que imprimen carácter a la multitud dotándole de personalidad propia.

La resultante de la interacción individuo-masa responde a un proceso psicodinámico que podríamos esquematizar de la siguiente manera:

En el individuo

 

En la multitud

–    Disolución de la personalidad.

 

–    Identificación y cohesión de la multitud.

–    Inhibición de las facultades intelectivas.

 

–    Aparición de un YO y de un Super YO de grupo.

–    Perdida de autocontrol.

 

–    Emergencia de fuerza inconscientes.

–    Sugestibilidad.

 

–    Sensación de omnipotencia.

–    Dependencia.

 

–    Aparición de jefes o guías.

Los rasgos comunes que se han observado en el comportamiento de las multitudes y que, de alguna manera, están en las génesis de los fenómenos de pánico y violencia son:

Sentimiento de unanimidad: Una sensación de unidad mental que hace a sus miembros copartícipes de unas mismas: emociones, convicciones, intenciones, interpretaciones y acciones. Se activa en los individuos la capacidad de combinarse, simultáneamente, con los demás en un esquema de conducta guiado por un estado de ánimo dominante. Así, la multitud constituye un ser provisional y transitorio formado por elementos heterogéneos que se unen formando un todo. En ciertas circunstancias, una aglomeración de hombres llega a formar un nuevo ser cuyo seno se desvanece la personalidad individual consciente y los sentimientos y pensamientos se orientan en una misma dirección, sometidos a la ley de la unidad mental de las multitudes.

Conciencia de su propia fortaleza: Ese mismo sentimiento de unanimidad proporciona una sensación de poder irresistible que favorece el: dogmatismo, la intolerancia, y la irresponsabilidad. Esta sensación de omnipotencia le permite ceder a instintos que en situación individual hubiera seguramente refrenado. Esta falta de freno es tanto mayor cuanto más elevado sea el grado de anonimato en que se encuentre; el anonimato supone la desaparición del sentimiento de responsabilidad. La multitud no admite que pueda interponerse nada entre su deseo y la realización del mismo, la noción de imposibilidad desaparece. Se produce un cortocircuito de respuestas por simpatía con descenso del umbral de sensibilidad colectivo y admiración por la fuerza y la violencia, que puede dar lugar a la aparición del fenómeno “criminalidad sincronizada de las muchedumbres”.

Predominancia de las emociones: Las personas en multitud actúan bajo el mandato de las capas más profundas de la personalidad: los instintos y las emociones; por eso sus reacciones son intensas, extensas, simples, instantáneas y cambiantes; con una gran sensibilidad a la provocación. El desvanecimiento de la personalidad consciente deja al individuo a merced de todas las excitaciones exteriores, sin la censura crítica de la razón. La gran variedad de impulsos, a los cuales obedece la multitud podrán ser, según las excitaciones, generosos o crueles, heroicos y pusilánimes; pero siempre serán de tal modo imperiosos que el interés personal, incluso el mismo instinto de conservación, no podrá dominarles. Ante una situación “estresante” la parte más noble del cerebro, la corteza cerebral, en donde se asienta el pensamiento crítico y reflexivo, queda bloqueada, inactiva, y por lo tanto, pierde el control sobre el cerebro subcortical (común a los animales) en el que radican las funciones instintivas y vegetativas.

Pensamiento simplista: Hay autores que describen el tipo de pensamiento de los hombres en multitud, como el de los niños y hay quienes incluso niegan la existencia de tal pensamiento, guiando las conductas, exclusivamente, el instinto como el resto de los animales. Efectivamente, esto puede llegar a ser así cuando los factores situacionales provocan en el individuo un bloqueo de las facultades racionales, con activación de respuestas psicobiológicas como comportamientos reactivos propios de los casos de estrechamiento del campo de la conciencia. Libres de la influencia de la razón y desprovistos de todo espíritu crítico, los hombres en multitud, son forzosamente, de una credibilidad excesiva; lo inverosímil no existe para ellos. Las opiniones, ideas y creencias son siempre determinadas por vía de sugestión y no por vía de razonamiento, y aceptadas o rechazadas en conjunto, al considerarlas como verdades absolutas o errores totales. El individuo puede soportar la contradicción y la discusión; la multitud no la soporta nunca.

Sugestibilidad: Existe en las masas una amplia comunicación de emociones y opiniones que se refuerzan y multiplican de una manera instantánea, hasta llegar a producir el pánico o la violencia indiscriminada, bajo ese flujo imprevisto y orgiástico de altos grados de tensión emotiva acumulada en situaciones fuertemente ansiógenas. La muchedumbre se encuentra frecuentemente en un estado de atención expectante que hace fácil la sugestión. El individuo sumergido por algún tiempo en el seno de una multitud tumultuosa, se encuentra pronto en un estado particular que se aproxima mucho al estado de fascinación en que se halla el hipnotizado en manos del hipnotizador. Bajo la influencia de la sugestión, se lanzará a la realización de ciertos actos con una irresistible impetuosidad, muy superior en la multitud que en el sujeto hipnotizado, porque siendo la sugestión idéntica para todos los individuos que la componen, en ella se multiplica al convertirse en recíproca. El contagio mental es tanto mayor cuanto más elevada es su dependencia del líder. En los dirigentes, las masas personalizan su conciencia colectiva, en ellos depositan su confianza y la responsabilidad de sus propios actos. Sería ahora extendernos demasiado al hablar de la personalidad del líder, solo conviene decir que existen lideres positivos, auténticos conductores de masas hacia el bien, el altruismo y la paz. Estos son los menos. Los más son personalidades neuróticas, inestables y alineados que son capaces, en su excitación, de arrastrar a la multitud a los más execrables actos de barbarie, e incluso a su propia destrucción.

Indudablemente, estas características se dan en mayor o menor grado en función de diversas variables, una de ellas es el tipo de multitud según su organización.

El pánico

Desde el origen del mundo, los seres vivos están dotados de numerosos reflejos de protección, movidos por una irreprimible voluntad de ser, de crecer y de multiplicarse. Los primeros seres tuvieron que identificar inmensos peligros y encontrar su defensa por el método de ensayo y error, y así se ha constituido un patrimonio cada vez mayor de conocimientos transmitidos de generación en generación.

A esta forma básica del miedo de carácter instintivo y raíz orgánica, se van añadiendo las aprendidas por propia experiencia o por vía paternal o seudopaternal, para incorporarse finalmente en el ser humano las derivadas del pensamiento imaginativo, en forma de dudas, presagios, sospechas y temores. Siguiendo esta línea, Mira y Lopez nos habla de tres modos de presentación del miedo:

  • Instintivo (Orgánico, corporal y ascendente)
  • Racional (Condicionado, psíquico y descendente)
  • Imaginativo (Irracional, de presunción mágico intuitiva)
  1. El miedo “instintivo orgánico” es aquel que se siente a posteriori, como reacción ante el daño físico. Es un miedo “conservador” que al interrumpir o bloquear la conducción de impulsos produce una inhibición en el sujeto.
  2. El miedo “racional sensato”, es un miedo condicionado por la experiencia, que se podría denominar lógico y que tiene un carácter previsor. Es pensado antes que sentido, percibido a priori, ante la señal anticipadora del daño.
  3. El miedo “imaginativo-insensato”, es un miedo de presunción, mágico-intuitivo e ilógico. Se forma a través de una cadena de asociaciones más o menos larga y distorsionada. Se encuentra próximo al miedo racional y, a veces, resulta difícil señalar la línea de separación entre la forma lógica y la absurda, ya que ambas son condicionadas, sustituyendo el estímulo absoluto por una señal o signo imaginario y representativo del peligro.

Al hablar aquí del miedo, nos referimos a estas dos formas últimas y, por tanto, a la definición habitual del miedo como proceso emotivo, más o menos violento, que afecta a todo ser que percibe los signos de un peligro inmediato o remoto, real o imaginario.

El pánico supone una respuesta a aquellos acontecimientos súbitos que llevan consigo una amenaza de peligro real o supuesta. Ante estas situaciones se produce un desequilibrio entre la intensidad del estímulo y la capacidad adaptativa del sujeto; cuando la intensidad afectiva del estímulo es superior a la capacidad de reacción del organismo y los recursos del sujeto son insuficientes para integrar de manera adecuada en su personalidad la experiencia emocional, aparecen comportamientos de miedo cuya reacción más simple se encuentra en el pánico.

El pánico es considerado como una fase del miedo en su máximo grado de intensidad, hay quienes consideran que no puede hablarse en puridad de pánico, salvo como una forma del miedo colectivo, que da lugar a un movimiento violento de huida irracional de un grupo de seres ante una amenaza real o imaginaria.

En una situación crítica los individuos pueden optar por mantener la calma y salir con corrección, o por pisar y atropellarse por alcanzar la salida; esta decisión dependerá, en gran parte, de la percepción que los individuos tengan del resultado que esa conducta les va a reportar para conseguir un único objetivo: es escapar indemnes del peligro.

Se puede tender a pensar que, como en todo fenómeno de masas, hay una interacción individuo-grupo. Por una parte, el miedo sentido por uno o varios individuos influye en la muchedumbre por la enorme fuerza de contagio social; en sentido inverso, la relación de la multitud influye en el individuo ampliando su sensación de miedo intenso, que anula su conciencia y da lugar a una tempestad de movimientos automáticos, sin posibilidad de control, ni desde el campo situacional ni desde la intimidad personal. La resultante de está interacción es la que se denomina pánico.

“Se produce el pánico cuando una masa de individuos, concentrados en un espacio en el que surge bruscamente un peligro muy temido real o imaginario, se encuentra sometida, simultáneamente, a una emoción muy violenta y abandonada a reacciones de predominio en gran parte irracional que le lleva a tratar de abandonar instantáneamente la zona siniestrada”.

Características

De la definición anterior se deducen una serie de características que merece la pena exponer:

  • La muchedumbre se entiende formada por una masa relativamente grande de personas concentradas, en determinado espacio, bien desorganizada o inorganizada.
  • Los riesgos capaces de provocar el pánico se conciben siempre, equivocada o acertadamente, como una amenaza de muerte física o de gravísima mutilación moral. No importa que el riesgo así actualizado sea real o no, y que su gravedad se encuentre muy exagerada, basta que parezca catastrófica a una parte suficiente de personas mezcladas en la muchedumbre.
  • Se trata de una muchedumbre importante, en la que, muy a menudo, solo una parte mínima de personas ve nacer el peligro, si es que existe; la mayoría se entera por intermedio de informadores considerados, sin más reflexión, como fiables, pues con frecuencia no se les conoce y no se dispone de tiempo para comprobar sus afirmaciones.
  • La incapacidad para juzgar la especifidad y gravedad del peligro, el sentimiento, bruscamente formado, de encontrarse en un marco difícil y en gran parte desconocido, nacido en una muchedumbre que en unos segundos se anima y se pone en movimiento, son potentes causas de reacciones neuróticas.
  • La parte consciente de la mente queda “cortocircuitada” y se pierde y debilita el control de la afectividad aumentando la tensión emocional generando una angustia intolerable que se manifiesta como “rabia” e “irratibilidad”, ante cuya situación no surten efecto las llamadas a la razón o a sentimientos nobles y altruistas.
  • El pánico, aunque fenómeno anímico, comporta una reacción corporal cuya resonancia provoca desordenes en los sistemas neurovegetativos y endocrino, modificando el funcionamiento vasomotor, glandular y musculatura lisa, cuyos síntomas son: temblor, descarga adrenalítica, movilidad tempestuosa, empalidecimiento, erizamiento del pelo, sudor, alteraciones del pulso, desvanecimientos o pérdidas de la conciencia. Los desórdenes corporales producidos por la emoción-choque pueden considerarse como expresión de las perturbaciones de los centros de equilibrio neurovegetativo y de la homeóstasis del miedo interno, que se van a manifestar en función de la intensidad de la emoción y de la capacidad del individuo para integrarla de forma satisfactoria.
  • La muchedumbre que se abandona a un movimiento de huida desesperada, engendra con frecuencia un riesgo físico, especial y adicional. En particular, arrastra todo lo que se encuentra a su paso, comprendiendo los que quisieran ir en otra dirección, y al acercarse a las puertas o a los puntos estrechos, se condensa en “tapones” muy densos en los que se ejercen enormes presiones, aplastando sin piedad a todos los que a su paso han caído al suelo. Al encontrar un obstáculo en su recorrido no puede rodearlo, pues rara vez, se desvía, prefiriendo en general forzar el paso y aplastar la barrera de personas.

Luchar contra el pánico

En primer lugar, cabe decir que los casos de pánico son escasos y muy localizados, y en un segundo lugar, que las catástrofes afectan de manera diversa a las personas en función de lo que se ha denominado “vulnerabilidad emocional específica”, determinada en parte por factores constitucionales y en parte por su desarrollo emocional a nivel personal, y las variables históricas y culturales a nivel social.

No obstante, cuando el peligro se percibe como una amenaza a la integridad física con una elevada intensidad y una gran rapidez en el desencadenamiento del siniestro, la probabilidad de que se produzca el pánico es elevada. Por otra parte, aun admitiendo el hecho de que hay matices diferenciales en las reacciones ante el peligro según las culturas y que en el comportamiento de la multitud influye, notoriamente, la naturaleza y circunstancias propias de cada catástrofe, los expertos coinciden en que hay unas pautas de conducta comunes a cualquier tipo de colectividad y a las diferentes clases de catástrofes.

Ante este peligro añadido, y a veces superior, específico de cualquier catástrofe, podemos preguntarnos: ¿puede suprimirse el pánico?

El pánico es un fenómeno complejo, pero que en esencia resulta de la combinación de un agente “stressante” o “fóbico”, y de una población vulnerable. El primer factor es más difícil de modificar por decisiones humanas; el segundo, depende ciertamente, del comportamiento humano y, por lo tanto, susceptible de modificación.

En situaciones de miedo, es cierto que la parte consciente de la mente queda cortocircuitada en numerosos casos, pero nunca queda totalmente inerte y comprende dispositivos que permiten la intervención de la razón o de memorias formuladas a partir de la razón. Si esta memoria tiene una forma apropiada y se halla convenientemente fijada, interviene en los procesos asociada con los dispositivos del subconsciente y del super-yo.

Evidentemente, las medidas más eficaces son las previsoras que si no ofrecen una garantía total contra el riesgo del pánico, indudablemente disminuyen la probabilidad del desencadenamiento de este o aun no pudiéndose evitar atenúan los efectos

1.1.1. Alienación

De acuerdo a la psicología, la alienación es un estado de la mente que se caracteriza por la ausencia de la percepción de la identidad propia o por un distanciamiento de la realidad. Alguien bajo los efectos de un estupefaciente puede estar alienado. La alienación, en este contexto, supone la pérdida de ese sentimiento que algunos denominan autorreferencialidad o autoconciencia, ya que la identidad puede ser entendida como la facultad que tenemos los seres vivos de considerarnos individuos separados de la realidad que nos rodea, entidades independientes de las que apreciamos a través de los sentidos. Cuando se ve afectado este sentimiento, dejamos de actuar de manera normal. Según el psicoanálisis, casi todas las personas podemos atravesar momentos de alienación mental si nos vemos sometidas a condiciones extremas. No debemos confundir este estado con el que se vive en la psicosis: mientras que en éste el paciente vive un delirio en lugar de la realidad que normalmente percibiría, durante la alienación la sustituye por un discurso ajeno y que presentan en mayor o menor medida las siguientes características, según sea el caso:

  • Imposibilidad de comprender la realidad, tanto de manera concreta como abstracta. Al dejar de percibirse a uno mismo como un ser con identidad propia, el resto de los elementos del mundo también se desdibujan y se vuelve imposible tratarlos de forma adecuada;
  • Incapacidad de juzgar las acciones propias o ajenas desde un punto de vista moral, es decir, de distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, lo legal y lo ilegal;
  • Gran dificultad para adaptarse a las reglas normales de convivencia, tanto en el ámbito del grupo familiar como en el trabajo o en la vía pública;
  • Imposibilidad de asumir responsabilidades y mantenerlas en el tiempo.

Alienación individual y colectiva

La relación de la alienación con las ciencias humanas se debe a que no se trata de un proceso biológico (como la mayoría de los trastornos neurológicos de la personalidad y el comportamiento) sino que es un proceso social que se puede dar a dos niveles. La alienación individual se da en el caso de que se anule la personalidad de una única persona, aparezcan incoherencias en su pensamiento y se auto aleccione el subconsciente de modo tal de que se crea determinadas situaciones que no son verdaderas. La alienación individual, llevada al extremo, aísla a las personas de su círculo de relaciones sociales. La alienación de tipo social o colectiva se encuentra vinculada en forma total a la manipulación social y política de los individuos en su conjunto. La conciencia de toda una sociedad es transformada de forma tal de convertirla en contradictoria con lo que se espera de ellos. El hombre en sociedad no es ni completamente violento ni completamente pacífico y altruista: ambas posturas incluían un proceso de alienación por el que los hombres de todo el mundo fueron perdiendo su naturaleza inicial. 

  1. Manejo del equipo y personal
    2.1. Orden cerrado con el escudo
    2.1.1. Posiciones
    2.1.1.1. Firmes

Posición fundamental de firmes

Voz preventiva: ¡Firmes!

Voz ejecutiva: ¡Ya!

En esta posición toma el escudo con la mano izquierda, pasando el antebrazo por la asidera abierta, empuñando la asidera superior cerrada, extendiendo el brazo con naturalidad sobre el costado del mismo lado, colocando el escudo totalmente horizontal y paralelo al frente que se tiene.

2.1.1.2. Descanso

De la posición fundamental a descanso.

Voz preventiva: ¡En descanso!

Voz ejecutiva: ¡Ya!

A esta voz, el policía ejecuta el tiempo uno, que consiste en la separación del pie izquierdo. Al tiempo dos, inclinándose al frente, coloca el escudo en el piso en forma vertical tomando el escudo al mismo tiempo con la mano derecha donde inicia el canal de ensamble del mismo lado. Al tiempo tres, toma su posición normal, haciendo con la mano izquierda el otro extremo del mismo, quedando las manos en el inicio de cada canal de ensamble.

Para la posición fundamental estando en descanso

Voz preventiva: ¡Firmes!

Voz ejecutiva: ¡Ya!

En este movimiento, a la voz preventiva, el policía ejecuta el primer tiempo inclinándose para introducir el antebrazo en la asidera y empuñar con la mano la asidera cerrada superior del escudo, permaneciendo en esta posición hasta la voz ejecutiva, momento en que pasa a la posición fundamental, uniendo los tacones y colocando el escudo en forma horizontal.

2.2. Tipos de giros
2.2.1. Giros a pie firme

Flanco derecho, cuatro tiempos

Voz preventiva: ¡Flanco derecho!

Voz ejecutiva: ¡Ya!

En este movimiento, a la voz preventiva, se ejecuta el primer tiempo que consiste en el jalón del escudo, colocándolo vertical sobre el mismo costado; a la voz ejecutiva, se ejecuta el giro (tiempo dos), y al tiempo tres, se une el pie derecho al izquierdo, bajando con fuerza el escudo para colocarlo horizontalmente.

Flanco izquierdo, cuatro tiempos

Voz preventiva: ¡Flanco izquierdo!

Voz ejecutiva: ¡Ya!

En este movimiento, al igual que el anterior, a la voz preventiva, con un jalón decidido se coloca el escudo vertical en el mismo costado, constituyendo este movimiento al tiempo uno; a la voz ejecutiva, se realizará el tiempo dos girando al costado indicado, al tiempo tres se une el pie izquierdo al derecho y al tiempo cuatro se baja el escudo con fuerza, colocándolo horizontal en el mismo costado.

Media vuelta, cinco tiempos

Voz preventiva: ¡Media vuelta!

Voz ejecutiva: ¡Ya!

A la voz preventiva (tiempo uno), con un jalón se coloca el escudo vertical sobre el mismo costado, a la voz ejecutiva (tiempo dos), se levanta la pierna hasta que ésta haga escuadra con el cuerpo, se deja caer el pie con fuerza en el piso con toda la planta del pie (tiempo tres); en el tiempo cuatro se ejecuta el giro; en el tiempo cinco se une el pie izquierdo al derecho con energía y al tiempo seis se baja el escudo y el tolete continúa pegado a la pierna; cuando no se trae tolete, la mano derecha continúa pegada al cuerpo.

2.3. Desplazamientos

Paso redoblado

Voz preventiva: ¡Paso redoblado!

Voz ejecutiva: ¡Ya!

A la voz preventiva, con un jalón fuerte y decidido se coloca el escudo vertical sobre el mismo costado y se flexiona la pierna izquierda sin levantar el talón, permaneciendo en ésta posición en espera de la voz ejecutiva, momento en el cual se emprende la marcha continuando con el escudo vertical hasta que se ordene el alto; en este traslado se bracea con la mano derecha.

Alto tres tiempos

Voz preventiva: ¡Alto!

Voz ejecutiva: ¡Ya! (tres tiempos)

A esta voz se ejecuta el movimiento:

Uno. Desplante del pie izquierdo, deteniendo la marcha.

Dos. Unión del pie derecho al izquierdo.

Tres. Se baja el escudo con rapidez y directo a su costado, colocándolo en forma horizontal.

Alto con caída en guardia

En sus tres perfiles, observe el agarre o empuñe del escudo; de ésta posición se pasa a la posición fundamental a la voz ejecutiva de firmes; en un sólo tiempo, en forma simultánea se unen los dos tacones y el escudo pasa al costado izquierdo verticalmente.

2.4. Organización del personal con equipo para el control de multitudes
2.4.1. Escuadra

La escuadra

  • Un policía escopetero,
  • Un policía granadero proveedor, y
  • Cuatro policías de contención.

Total = 6 policías

Policía escopetero. Se denomina así por especializarse, precisamente, en el manejo de una escopeta lanza-gas, la cual es un arma no letal de uso individual, de cañón largo y anima lisa, que dispara cartuchos que en su interior contienen diferentes tipos de agentes químicos utilizados para el control de multitudes. Existe un policía escopetero por cada escuadra que integra el pelotón, utiliza una escopeta calibre 37/38mm.

El policía granadero proveedor. Recibe el nombre de proveedor el elemento que tiene como función abastecer el material necesario para los escopeteros, que consiste en cohetes y granadas cargados con agentes químicos lanzados por las escopetas calibre 37/38mm.

El policía de contención. Es el elemento que actúa en la línea más avanzada del dispositivo que se denomina precisamente “línea de contención”. En el trabajo de este especialista destaca el uso del escudo y demás equipo destinado a proteger al policía de los objetos que le son arrojados por el grupo conflictivo.

En cuanto a su equipamiento, se prescinde de todo tipo de armas de fuego y de material químico, a excepción de su atomizador lacrimógeno, el que se emplea más como medio de defensa personal que con fines táctico-operativos, un escudo protector y un tolete, por lo que es relevante en el desempeño integral de la unidad.

Se contemplan cuatro policías de contención en la estructura orgánica de una escuadra, los que aunados al policía escopetero y al proveedor, componen el total de esta fracción.

En términos generales, el policía de contención tiene como función materializar las formaciones y dar cohesión a los dispositivos, en cambio, desde un punto de vista específico, funciona como barrera protectora para permitir la actuación de los elementos de disuasión (escopeteros y proveedores), además de impactar a la misma, preparando la etapa de disuasión.

2.4.2. Pelotón

Es la fracción mínima para la instrucción e intervención de la unidad de control de multitudes en la vía pública. Se define así, porque a partir de ésta encontramos a un órgano con la antigüedad y experiencia suficiente para capacitar al resto de sus integrantes; en cuanto a considerarlo como fracción mínima para la intervención, se justifica dado que sólo a partir de él es posible aplicar la técnica de intervención propia con la fuerza suficiente y los márgenes de seguridad y éxito indispensables.

El pelotón sirve a su vez de elemento multiplicador para la integración de las unidades superiores, es decir, que ésta fracción o pequeña unidad multiplicada por un número determinado que se denomina factor, nos da como resultado la unidad inmediata superior, y así sucesivamente cada vez que se repite dicha operación.

Para el caso de las unidades de control de desórdenes en la vía pública, el factor determinado es el número tres, por lo que multiplicando dicho factor por un pelotón tenemos tres pelotones, lo que constituye una sección, y multiplicando esta nueva unidad por el mismo factor tendremos tres secciones, lo que da origen a una compañía.

3 pelotones =   1 sección

3 secciones  =   1 compañía

El pelotón que se propone consta de 13 elementos, uno que es el comandante (el que asume el mando y responsabilidad), y doce más que integran la técnica de intervención. Estos últimos forman dos grupos homogéneos que se denominan escuadras y que se componen de seis policías cada una de ellas.

2.4.3. Sección

Es la primera unidad de maniobra capaz de ejecutar evoluciones y desplazamientos logrando la concurrencia de varias fracciones mínimas de intervención en el cumplimiento del mismo objetivo, dándoles misiones diferentes porque estima que un buen diseño táctico debe prever por lo menos dos movimientos para la ejecución y destinar una fuerza como reserva.

Ahora bien, sólo tres pelotones podrían cumplir los requisitos arriba indicados, pues si se pensara en la utilización de tres escuadras, en realidad se estaría empleando un pelotón y la mitad de otro, por lo tanto, el cumplimiento integral de una maniobra sólo puede realizarlo la sección.

Con tales razonamientos complementamos la justificación de emplear el número tres como factor multiplicante para generar la unidad inmediata superior de cualquiera que se considere; ello nos lleva naturalmente a la integración de la sección por tres pelotones, más un comandante de la unidad.

En total, la sección consta de 40 elementos: 1 comandante y 39 que corresponden a los tres pelotones que la integran, mismos que considerados formando parte de su unidad inmediata superior, se identifican de manera progresiva como primer pelotón, segundo y tercer pelotón.

La descripción del personal integrante de la sección se basará en aquellos elementos que constituyen una novedad respecto de los ya estudiados en el pelotón.

La sección

  • Un comandante.
  • Tres pelotones de control de desórdenes.

Total = 40 elementos

2.4.4. Compañía

Es la unidad inicial con capacidad táctica autónoma para operar en el campo de su especialidad, a partir de la cual es ideal constituir un servicio policial determinado.

A partir del nivel organizativo de la compañía se estima contar con recursos humanos y materiales suficientes para cumplir una misión especial, sin necesidad de ser apoyada por otra unidad superior, es decir, que puede realizar todas las fases de una operación utilizando sólo recursos propios. La autonomía de esta unidad se extiende incluso a su vida cotidiana en el cuartel, siendo capaz de subsanar las necesidades de instrucción y estímulo moral de su personal.

En resumen, la compañía está integrada por tres secciones orgánicas (primera, segunda y tercera), así como un comandante de compañía; igual que en la sección, sólo desarrollaremos lo concerniente al personal que no se ha estudiado con anterioridad.

La compañía

  • Un comandante.
  • Tres secciones de control de disturbios.

Total = 130 elementos

2.5. Formaciones tácticas básicas

Comúnmente las expresiones “formación” y “dispositivo” son entendidas como sinónimos, lo cual es cierto, pero considerándolas en un sentido amplio, pues existe cierta diferencia concreta entre una y otra así, tenemos que la palabra “formación” se utiliza para designar la colocación de los elementos que son parte de una unidad, concibiéndola en su conjunto, pero sin tomar en cuenta el entorno o medio en donde actúa.

En tanto hablamos de “dispositivo” cuando esa unidad y sus hombres se analiza en función de, es decir, con relación al medio o entorno donde actúa.

Las formaciones antimotines se conforman por un mínimo de 66 elementos al mando de 1 jefe de grupo, lo que compone un grupo que a su vez se divide en tres equipos, cada uno de ellos integrado por un mínimo de 21 elementos, al mando de 1 jefe de equipo; cada una de estas fracciones se encuentran divididas de manera uniforme, y encabezadas por un equipo de escuderos, toleteros y escopeteros.

En este tipo de intervenciones, la formación fundamental es la columna por tres o formación básica, ya que de ésta parten todos los movimientos tácticos, aplicables o necesarios, de acuerdo con la acción que se presente.

Las formaciones se pueden llevar a cabo desde una escuadra, un pelotón, sección y compañía, o el conjunto de varias compañías en caso necesario.

La aplicación de éstas es muy eficaz en el control de multitudes, sobre todo si se aprovecha las técnicas de utilización del equipo como el casco, el escudo y el tolete, así como el uso de agentes químicos.

2.5.1. En línea

De esta parten todas las formaciones tácticas; está constituida por 66 elementos armados con escudo y sin tolete; con 1 jefe de grupo que no tiene lugar fijo en la formación, y, por tanto, se coloca donde mejor control pueda tener del personal.

Estas formaciones se realizan a viva voz.

El comandante de la orden a viva voz, a la voz preventiva, los elementos llevan el escudo colocándolo verticalmente sobre su costado, al mismo tiempo que flexiona la pierna izquierda.

2.5.2. Línea en dos filas

Esta formación que se observa muestra la colocación de los elementos que, al llegar a la línea, colocan el escudo al frente preparados para avanzar.

Esta línea avanza en esa misma forma o ensamblados los escudos, según las necesidades que se presenten, se puede dividir en dos o tres bloques, equitativamente.

2.5.3. Formación de cuña

Se usa con fines más específicos y definidos; presenta una actitud más enérgica.

La primera línea se denomina de contacto; la segunda, de apoyo, y la tercera de refuerzo, pero en la operación todas tienen una función concreta de actuación y apoyo entre sí, dadas las características de equipo que poseen; regularmente se utiliza para disolver un grupo compacto de personas en lugares específicos como una calle sin salida a los extremos.

2.5.4. Formación en diagonal

Se recurre a ésta en forma regular para desalojar grupos numerosos de personas, a fin de no hacer un desalojo frontal y usar la fuerza en modo excesivo, que no es conveniente en muchos casos, según el criterio y circunstancias del terreno.

Se emplea para llevar a la muchedumbre a un determinado lugar o calle.

2.5.5. Formación táctica “línea abierta o de bloqueo”

En la siguiente imagen se observa cómo los bloques de la línea toman direcciones diferentes para bloquear o dispersar a manifestantes por tres calles al mismo tiempo, para continuar presionando a la multitud que se ha desplazado por las diferentes calles; esta evolución se realiza con el fin de evitar que los manifestantes regresen al lugar del que fueron desalojados.

2.5.6. Formación doble barrera (Escudo Romano)

Se realiza de la siguiente manera: en el momento en que el comandante ordene alto, la primera fila de la línea lo hará cayendo rodilla en tierra inmediatamente y la segunda fila levantará el escudo para ensamblar en la parte superior de los primeros.

Utilidad de la doble barrera de protección

Con ésta, la policía puede resistir la agresión de que pueda ser objeto, sobre todo con lanzamiento de pedradas, palos, puntapiés e inclusive bombas molotov.

  1. Agentes químicos
    3.1. Generalidades
    3.1.1. Agentes químicos autorizados, sus componentes, causas y efectos

Son elementos que utilizan las propiedades tóxicas de sustancias químicas para inhibir el comportamiento agresivo de la turba.

Para el control de disturbios se emplean, por lo general, tres tipos de agentes químicos y humo blanco:

  • Humo blanco HC
  • Gas lacrimógeno CN
  • Agente irritante CS
  • Spray pimienta (compuesto OC)

Estos pueden ser lanzados mediante dispositivos manuales (granadas), rociadores, a través de lanza granadas (escopeta o pistola), o por medio de máquinas y vehículos (tanquetas lanza-aguas).

Humo blanco, HC

Sus municiones se reconocen por tener un cintillo amarillo, el color de este gas es blanco, como su nombre lo indica. Sin causar daños físicos, su efecto es principalmente psicológico y se usa para provocar pánico y confusión en la multitud; por lo general se emplea para acompañar gases de efectos más severos.

Gas lacrimógeno, CN (Cloroacetofenona)

Las municiones con las que se lanza el gas CN tienen un cintillo de color rojo; en su forma pura, en CN es un sólido blanco cristalino similar al azúcar o a la sal, como está formada de partículas sólidas, debe ser llevada a través del aire por un agente o expelida en forma de polvo fino, el CN tiene un olor similar al de las manzanas, entre sus principales características se encuentran las siguientes:

  • Provoca lagrimeo abundante, cierre involuntario de los ojos y sensación de quemazón, basta unos minutos al aire libre no contaminado para que desaparezcan. Sin embargo, exposiciones graves o prolongadas pueden causar dificultad para respirar y dolor de pecho; los efectos, por lo común, tardan entre 10 y 15 minutos en desaparecer.
  • Provoca sensación de quemaduras y picazón en las áreas húmedas de la piel.
  • Ropas húmedas o mojadas absorben el gas y luego lo expelen por largo tiempo.
  • Sensación de irritación, quemazón y descarga nasal.
  • Sensación aguda de malestar.
  • Dos efectos adicionales son el pánico y el desconcierto; los cuales en muchos casos pueden ser más peligrosos que los efectos físicos.

Agente irritante, CS (Ortoclorobencilidenmalononitrilo)

Es el más utilizado por la fuerza del orden y el que provoca efectos más severos.

Su munición se reconoce por tener un cintillo azul.

En su forma pura, el CS es un polvo blanco, cristalino, similar al talco; se le clasifica como agente irritante y lacrimógeno. Como se compone de partículas sólidas, debe ser arrojado al aire con otro agente o en forma de polvo fino, el olor es acre, áspero, picante y similar al del jengibre.

Como es muy persistente, las partículas diseminadas se adhieren a la persona, a las ropas, así como a los objetos por largos períodos; las condiciones húmedas causarán que el olor y el efecto irritante perduren indefinidamente.

Sus efectos son similares a los del gas CN, pero mucho más fuertes:

  • Intensa sensación de quemazón en los ojos.
  • Lagrimeo abundante y cierre involuntario de los ojos.
  • Tos y dificultad para respirar.
  • Escurrimiento nasal.
  • Intensa sensación de quemazón en las partes húmedas del cuerpo (cara, axilas, inglés, etcétera).

Los efectos del CS desaparecen 10 o 15 minutos después de alejarse del sitio contaminado.

Spray pimienta. Oleorosin Capsicum (OC).

Es un aceite que se extrae de la cáscara del chile picante; está conformado por una sustancia de naturaleza alcaloide llamada Capsaicinoides, la responsable de causar la irritación. Se rocía a través de aerosoles a corta distancia y directamente sobre los ojos del agresor. Se utiliza sobre todo para inmovilizar a un sujeto específico (generalmente para facilitar su detención) y no para dispersar grupos.

Sus efectos pueden durar hasta dos horas y es tan irritante que los seres humanos pueden detectar la presencia de unas cuantas gotas diluidas en miles de litros de agua.

Además de inmovilización, causa fuerte irritación en los ojos y otras partes del cuerpo.

FUENTES DE CONSULTA

  • Cantú, H. (1986). Disturbios Civiles: Un punto de Vista sobre su control y algunas generalidades sobre armamento y equipos especiales. México: Talleres Gráficos de la Nación.
  • Manual de operaciones – técnicas policiales contra desórdenes públicos, Dirección General de Seguridad Pública y Tránsito del Estado de México (1973).
  • Manual de disturbios civiles de la Secretaría de la Defensa Nacional, elaborado en el mes de agosto de 1998.
  • Manual de entrenamiento con gases lacrimógenos, Estados Unidos de América. Federal Laboratories Inc. Saltsburg, PA.
  • Manual para el Servicio de Policía, en la Atención, Manejo y Control de Multitudes, Policía Nacional de Colombia, Dirección General. (2009). Bogotá, Colombia.
  • Smith and Wesson Chemical, Co., Inc. (2000). Control policiaco de motines, Estados Unidos de América: Smith and Wesson Chemical Co., Inc.
  • Manual para el taller de medidas preventivas en situación de disturbios civiles, para el personal de veteranos, Sociedad de Veteranos Héctor Gómez García (2009).

Consigue la versión descargable en el siguiente enlace…

2 pensamientos sobre “Disturbios Civiles”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *